Querido Radio
Antes de comenzar este homenaje me referiré a la radio, en femenino, a la emisión radial, la acción de hablar por un micrófono en una cabina y emitir las frecuencias de sonido. Y a el radio en masculino, al aparato, la máquina.
Al Aire.
Yo creo que todo empezó por colorín colorRadio. Con todo me refiero a mi relación con la radio.
Me acuerdo que siempre hacía berrinche en el carro porque mi papá siempre sintonizaba la HJCK y no me dejaba escuchar colorín colorRadio, no recuerdo bien qué era lo que más me gustaba de esa emisora pero yo creo que fue ahí donde le cogí cariño a la radio. Algún día dejé de escucharla porque supongo que en su apogeo fue llevada a la zona de la amplitud modulada, condenándola al olvido. De la misma manera como se acabó la HJCK, para desdicha de mi papá, pues su frecuencia la 89.9 f.m pasó a manos de los 40 principales de la cadena caracol. Emisora cuyas garras me atraparon también a mí.
Don miguel, el conductor de la ruta del colegio siempre nos dejaba escuchar los 40. Muchas niñas y niños de mi edad llamaban desde sus colegios para pedirle boletas del evento 40 a los locutores y recuerdo que me angustiaba mucho la idea de que en una de esas llamadas alguna profesora brava les decomisara el celular.
A mí no me duró mucho el gusto por los 40 principales, porque cuando nadie le pedía a don Miguel que pusiera los 40 entonces él dejaba su emisora, Candela estéreo, emisora que también se volvió mi favorita en ese entonces.
Con esa emisora hacía mis trabajos y mis papás entre risas le contaban a todo el mundo que me gustaba escuchar la viejoteca, pero para mí desde entonces la música de Pastor López, los melódicos, las chicas del can y mi más reciente descubrimiento los fantasmas del caribe siempre han sido temas que hay que tratar con seriedad. Un día dejé de escuchar Candela, supongo que fue uno de esos días en que se guardan las muñecas en cajas y se empiezan a borrar vestigios de la niñez y entonces ya empecé a interesarme por los programas de radio de la UN radio y la emisora de la Universidad Javeriana.
De lunes a viernes tenía una cita con los clásicos del rock de Javeriana estéreo a las 9pm y sábados a las 2pm. También escuchaba la hora del blues, rock contemporáneo y de la UN radio jam sessions y jazz la hora, porque era un nombre muy ingenioso. Con el tiempo acepté que no me gustaba tanto el jazz.
También con mi papá teníamos cita los domingos a las 10 am con La historia del mundo de Diana Uribe en caracol radio, que luego movieron a las 11 am y encontramos en una de esas búsquedas eternas por la FM que siempre terminaban en el 91.9 f.m de Javeriana estéreo un programa buenísimo que se llamaba la palabra figurada los domingos a las 9 a.m sobre historia del arte donde cada capítulo contaba la historia de un pintor diferente. Describían tan bien los cuadros que no necesitábamos verlos para poder entender.
De esos programas el que duré más tiempo escuchando fue el de Diana Uribe, hasta que caracol los sacó del aire en 2018.
Ese mismo año empecé una relación tormentosa con la W radio. Mi tío la escuchaba desde muy temprano hasta muy entrada la tarde y recuerdo que en principio me costaba concentrarme en las noticias y no diferenciaba quién era quién en la mesa de trabajo. Pero cuando empezaron las campañas políticas y me sumergí en el tema, mi canal de comunicación con el momento electoral sin duda fue la W. Y no sólo porque me enteraba de los temas de la contienda y las últimas noticias de los candidatos si no porque también podía escuchar noticias inverosímiles que me servirían más adelante para escribir o hacer dibujos. Como por ejemplo la vez que llamó un profesor de teatro en palmira para contar que había demandado a Duque y a Petro porque la segunda vuelta le había causado estrés patológico y pedía una indemnización extraordinaria.
La gente de la W me ha acompañado desde entonces. Esas mañanas mientras me alistaba, dibujaba o lavaba loza me hacían reflexionar sobre lo genial que era escuchar todas esas voces en tiempo real, de como sin estar hablando con esas personas, mi mente les respondía y opinaba, también los insultaba por tibios o por godos como a María Isabel Rueda pero sobre todo por la calidez y la libertad que otorga, porque la radio le permite moverse y hacer cualquier cosa mientras la oye y le llega a mucha gente en muchos lugares al mismo tiempo.
Pero paralelo a esto también me ha cautivado la nueva forma de la radio, la del podcast, Escucho varios todas las semanas, más ahora porque ajá. Cada vez que estrenan capítulo casi que hago un ritual o una actividad que me permita oírlos a profundidad. Los que escucho regularmente son: Dianauribe.fm, De Cerosetenta womansplaining y shots de ciencia, presunto podcast, ahora empecé a escuchar el problema fundamental que es el del teatro petra y uno que disfruto mucho es el de radio ambulante, si no han escuchado alguno, ¡escúchenlo!
A veces siento que como el teatro o los crucigramas, la radio puede llegar a desaparecer y me aterra un poco la idea, pero seguramente habrá nuevas generaciones que no los dejen morir. Porque son irreemplazables.
Un saludo especial para todos los radios que suenan a esta hora y a esta hora en otros tiempos, al del carro de mi papá con la HJCK y la música para la inmensa minoría, al de la cocina de mis tías desde el moderno edificio de cristal melodía estéreo, al radio de Clarita porque amor es amor estéreo, los de todos los taxis a los que me subí y tenían sintonizada la luciérnaga, a candela estéreo por su fórmula cinco…sin comerciales, al radio de la cocina de mi abuela Alicia con radio continente, a javeriana estéreo, UN radio y la emisora de la Jorge Tadeo lozano, a Diana Uribe, a la gente de la W y a los rolos gomelos de los podcasts.
Y Coloríncolorradio…..
Una recomendación: Diana Uribe empezó su podcast con la historia del radio, está muy bueno. Yo la escucho por Google podcast.
